martes, 17 de agosto de 2010

El Pedido de la Virgen Respecto a Rusia


El 13 de junio de 1929, en Tuy, España, la Santísima Virgen se le apareció a la Hermana Lucía, cumpliendo así la promesa de que vendría a “pedir la Consagración de Rusia”, la cual sería realizada por el Papa en unión con todos los obispos del mundo. La Hermana Lucía anotó por escrito las palabras utilizadas por Nuestra Señora para pedir la Consagración de Rusia: “Es llegado el momento en que Dios pide que el Santo Padre, en unión con todos los obispos del mundo, realice la consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado, prometiendo la salvación por este medio”. [1]

Este acto solemne de la Consagración de Rusia, a ser celebrado simultáneamente por el Papa y por todos los obispos del mundo, no se ha llegado a realizar. Ninguno de los actos de consagración realizados por Pio XII, Pablo VI o Juan Pablo II fueron hechos simultáneamente por el Papa y por todos los obispos del mundo. Esto es un hecho absolutamente comprobado.

Ahora bien, era voluntad divina que el acto de la consagración se realizara sin tardanza. El 21 de enero de 1935, la Hermana Lucía escribió: “Hace unos tres años, Nuestro Señor estaba muy insatisfecho porque todavía no se había atendido Su pedido. Se lo hice saber al Señor Obispo por medio de una carta (…) Hablando íntimamente con Él, me parece que está dispuesto a mostrar Su misericordia con la pobre Rusia (como lo había prometido cinco años atrás), un país que tanto desea salvar”. El 19 de agosto de 1931, Nuestro Señor se le apareció a la Hermana Lucía transmitiéndole este mensaje: “Comunícale a Mis ministros que en caso de que sigan el ejemplo del Rey de Francia en la tardanza en ejecutar Mi demanda, ellos lo acompañarán en la aflicción, tal como le sucedió a él.”[2]

Esta es una advertencia muy enérgica, transmitida por el mismo Jesucristo, puesto que el ejemplo a que Él se refiere es el de la desobediencia del Rey de Francia, quién no llegó a consagrar Francia a Su Sagrado Corazón. Esta petición fue formulada directamente por Nuestro Señor Jesucristo, quien se lo reveló a Santa Margarita María Alacoque; la cual, a su vez, se lo comunicó al Rey Luis XIV. Ni éste ni Luis XV hicieron caso a tal petición. Por fin, Luis XVI, ya en prisión, intentó obedecer la orden divina; pero no pudo realizar el acto público y solemne, conforme había sido solicitado, y fue guillotinado en 1793, demasiado tarde para salvar a Francia de la revolución y el “reino del terror” a la que fue sometida.

Nuestro Señor ha declarado de forma inequívoca que el Papa disponía de cierto período para realizar la Consagración de Rusia. Si, después de agotado ese plazo, todavía no se hubiera realizado la consagración en la forma debida, algunos de los pastores de la Iglesia pagarían tal omisión con sus vidas. Esto se encuentra muy claramente descrito en la visión del Tercer Secreto, publicada el 26 de junio de 2000. En dicha visión, el Papa es muerto por la soldadesca, y lo mismo les sucede a obispos y cardenales, que también son muertos.

Posteriormente, en una carta escrita por Sor Lucía el 18 Mayo de 1936, relata que Nuestro Señor habló otra vez con ella y le dice que la conversión de Rusia ocurrirá sólo cuando aquella nación sea solemne y públicamente consagrada al Corazón Inmaculado de María por el Papa junto con todos los obispos. En otra ocasión, Nuestra Señora dice a Sor Lucía que Rusia sería el instrumento de castigo mundial, si antes no se hubiera alcanzado la conversión de “esa pobrecita nación” por medio de la consagración. “Por lo que se refiere a otra pregunta que me han hecho — si será conveniente insistir para obtener la Consagración de Rusia (…) — he hablado con Nuestro Señor sobre este asunto; y aún hace poco le preguntaba por qué Él no convertía a Rusia, sin que Su Santidad realizase esa consagración. (Respondió): ‘Porque quiero que la totalidad de Mi Iglesia reconozca esa consagración como un triunfo del Corazón Inmaculado de María, para difundir después Su culto y poner, al lado de la devoción a Mi Divino Corazón, la devoción de este Inmaculado Corazón. (…) Sin embargo, es el Corazón Inmaculado de María el que ha de salvar a Rusia. Este le ha sido confiado a Ella.” [3]

Más grave aún es que, tiempo después, por medio de una “locución interior”, nuestro Señor, quejándose, le dijo a Lucía: “No quisieron atender a mi súplica (...) como al Rey de Francia, se arrepentirán y la harán después, pero será tarde. Rusia habrá extendido sus errores por el mundo entero provocando guerras y persecuciones a la Iglesia; el Santo Padre tendrá mucho que sufrir.”[4]

La finalidad suprema de la Consagración de Rusia no es su conversión, ni tampoco la paz mundial. Éstas son gracias prometidas por Dios, que se obtendrán mediante la consagración; pero la finalidad suprema de la consagración es salvar del Infierno a las almas, estableciendo la devoción al Corazón Inmaculado de Maria. Ha sido Nuestra Señora quien declaró: “Para salvarlas, quiere Dios establecer en el Mundo la devoción a Mi Corazón Inmaculado.” El 13 de junio de 1917, la Santísima Virgen dijo que es Jesús quien desea establecer esta devoción: “Él quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Corazón Inmaculado. A quien la abrace, le prometo su salvación; y estas almas serán queridas por Dios, como flores colocadas por Mí para adornar Su trono.” Así pues, el Cielo pide la Consagración de Rusia para la salvación de las almas. “La salvación de las almas (…) es siempre la ley suprema de la Iglesia” (Can. 1752). Aquellos que combaten o impiden la consagración, independientemente de los motivos que los mueven, se colocan en oposición a la ley suprema de la Iglesia, y, por tanto, son transgresores ante Dios.

Las consecuencias de no obedecer las peticiones del Cielo serán incalculables y catastróficas. Aquellos que dicen que ya han sido atendidas las peticiones de Nuestra Señora, que la Consagración de Rusia ya se ha realizado, han perdido la noción de la realidad. Nunca ningún Papa ha pedido a los obispos del mundo que consagren a Rusia y tampoco ningún Papa les ha enviado una oración común a los obispos para que explícita y específicamente consagren a Rusia al Corazón Inmaculado de María.

En septiembre de 2002, Navarro-Valls, hasta entonces portavoz del Vaticano, mencionó el hecho de que la Iglesia Católica es actualmente objeto de persecución en Rusia. “Nuestra Señora de Fátima ha advertido que Rusia perseguiría a la Iglesia Católica, si no fuesen atendidas Sus peticiones. Dijo Ella que “si atendieren mis peticiones, Rusia se convertirá, y habrá paz (…)”

Con el objetivo de preparar el ataque contra Irak, doscientos cincuenta mil soldados americanos y una tercera parte de la Fuerza Aérea Británica fueron enviados al Golfo Pérsico, y las Fuerzas Armadas americanas también se preparan para atacar a Corea del Norte e Irán. A pesar de ello, Mons. Bertone nos aseguró en la P.M.F de junio del 2006, que “la decisión del Santo Padre Juan Pablo II de hacer pública la tercera parte del «secreto» de Fátima cierra una página de la historia, marcada por la trágica voluntad humana de poder y de iniquidad”.

En mayo de 1952, Nuestra Señora de Fátima le dijo a la Hermana Lucía: “Comunícale al Santo Padre que continúo esperando la Consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado. Sin la consagración, Rusia no se podrá convertir, ni el mundo tendrá paz”.[5]

Dice el Padre Kramer lo siguiente: “Los que dicen que la consagración ya se ha realizado sólo se limitan a presentar los argumentos más obtusos y de un simplismo poco ingenioso, que van contra la lógica, así como las pruebas más flacas y sin credibilidad, como postales y cartas de dudosa autenticidad, relatos anecdóticos basados en rumores y comentarios según los cuales el Papa, o la Hermana Lucía, habrían afirmado que “ya se había realizado la consagración.” En muchos artículos publicados anteriormente en la revista The Fatima Crusader —disponibles en www.fatima.org—, hemos demostrado hasta la saciedad que todavía no se ha realizado la Consagración de Rusia. Hemos presentado pruebas irrefutables, que no admiten una oposición legítima, y que establecen el hecho concreto, incontestable, de que Nuestra Señora — conforme lo ha admitido públicamente el Papa Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984 — “todavía aguarda” el acto de consagración que había pedido.” [6]

Para muchos – incluidos fundamentalmente altos dignatarios de la Iglesia - Rusia ya fue consagrada y por tanto ya “se ha convertido”, dando así cumplimiento a lo anunciado por Nuestra Señora. Pero esto es un grave error. La prueba de esa tal “conversión” consiste en hechos como la caída del Muro de Berlín, el “colapso” del comunismo que tuvo lugar en Europa Oriental, y la “desintegración” de la Unión Soviética en 1991. En esa ocasión se afirmó que la Guerra Fría había “terminado”. El Occidente la había ganado (por lo menos, fue lo que se dijo). El comunismo había sido derrotado (sin embargo, Rusia continuaba aliada a otros países comunistas). La Rusia “democrática” había hecho un acuerdo con Estados Unidos, que ahora era visto –erróneamente – como la única superpotencia del planeta. Y en Rusia debíamos de ver ya el triunfo del Corazón Inmaculado de María. Pero los hechos dicen totalmente lo contrario. Veamos:

La Revista The Economist informa que “Rusia está sufriendo una crisis de fe. Según el informe, el 94% de los rusos de 18 a 29 años no van a iglesia”.[7] La degeneración moral de la sociedad rusa continúa su deterioro: dos abortos por cada nacimiento (se calcula que existe un promedio de cinco a seis abortos por cada mujer rusa); el alcoholismo como principal causa de muerte y aumento considerable de crimen violento; altos índices de la epidemia de SIDA, legalización de la homosexualidad y próspera industria de pornografía infantil, etc. Para los católicos la situación es sumamente apremiante. La ley de 1997 sobre la “libertad de cultos” concede personalidad jurídica especial a la ortodoxia, al judaísmo, al Islam y al Budismo rusos, mientras que existe “la prohibición del proselitismo católico”, además de requerir el registro de las iglesias católicas con los burócratas locales. La Iglesia Católica guarda un perfil muy bajo en Rusia. Es prácticamente débil o inexistente. Para el año 2002, los católicos seguían siendo una minoría en Rusia. Hay quizás 500.000 católicos nominales en una nación de 144 millones de personas. El pequeño porcentaje de los católicos que incluso van a formarse el domingo (la mayor parte de ellos en Siberia) dependen casi totalmente de los sacerdotes no-rusos, quienes requieren una salida del país cada tres meses para buscar la renovación, visa que se puede negar en cualquier momento y por cualquier razón.[8] ¿Es esta situación de vida la que la Santísima Virgen profetizó cuando Ella anunció la conversión de Rusia que, además, estaría invariablemente ligado al triunfo de Su Corazón Inmaculado?

La realidad histórica actual nos muestra irrefutablemente que la Consagración de Rusia tal y como la Virgen María la pidió no se ha realizado y por tanto la conversión de Rusia, a todas luces visible, no ha sucedido, por lo que aún no estamos viviendo la paz prometida por Ella a través del triunfo de su Corazón Inmaculado, y por tanto, sigue vivo el espíritu comunista en varias naciones mediante partidos políticos de izquierda, que probablemente nos presente el cumplimiento de la profecía de Fátima de que Rusia, ahora que ya existe como estado independiente, se imponga sobre todas las naciones.

¿En qué Sentido ha Muerto el Comunismo?

La primera y más importante consideración sobre este asunto es que el “colapso de la Unión Soviética” ha sido previa y meticulosamente planificado por el Partido Comunista de la Unión Soviética. Christopher Story resalta que el aparente “colapso” del comunismo no ha sido un “colapso”, “sino más bien que los soviéticos han desmantelado el modelo estalinista y, en su lugar, han restaurado un modelo revolucionario leninista en escala mundial, modelo planificado con gran antecedencia, actualizado y fortalecido.” [1]

Por eso, quien lo admitió sin rodeos ha sido el teniente-general Alexander Lebed [2], el cual describió el ‘dramático acontecimiento’ previsto por Gorbachov como “una provocación en larga escala y sin precedentes, brillantemente planificada y ejecutada, en que se han asignado las atribuciones de los inteligentes y de los estúpidos, y todos ellos han desempeñado sus papeles consciente o inconscientemente”. [3] “Ellos” eran los ‘antiguos’ oficiales de la KGB y del GRU, especialmente preparados, que, como resalta Story, “en 1990-91, se apoderaron de la economía y del sistema financiero.” [4]

Por eso, análogamente, Oleg Poptsov, director del Segundo Canal Nacional de TV, declaró en junio de 1995 al periódico Obshchaya Gazeta: “No debemos olvidarnos de que todos los representantes del sistema político anterior se han adaptado a las mil maravillas a la nueva situación económica. Han sido los primeros en entender todos los aspectos positivos de un sistema de capitalismo controlado por el Gobierno.” [5]

Escribiendo desde Rusia, el analista de Defensa ruso Pavel Felgenhauer, en su columna del 11 de septiembre de 2003 en el Moscow Times, explica que “el mundo post 11 de Septiembre de 2001 parecía ofrecer una oportunidad para una sociedad con EE. UU. en igualdad de condiciones. (…) “Por supuesto —prosigue Felgenhauer— había escépticos en las comunidades militares y de seguridad rusas que jamás han confiado en los americanos, que estaban convencidos de que Estados Unidos será siempre un enemigo — el centro del mal y del Sionismo mundiales.”

“Hoy —continúa Felgenhauer— después de tantas acciones unilaterales de EE.UU., aparentemente estos escépticos están dominando por completo la toma de decisiones de la política interior y exterior de Rusia. El punto de inflexión —dice— ha sido Irak.” “Los lobbies de la seguridad y de los militares —los chekistas y los siloviki— han presionado para que Rusia se opusiera terminantemente a América (…) La fuerza de los chekistas —la KGB, la policía secreta— en el Kremlin, continuó aumentando.” A principios de septiembre de 2003, el bien informado comentarista del Kremlin, Gleb Pavlovski, admitió públicamente que los chekistas y los siloviki están ante la inminente toma del poder en Rusia.

La verdad es que los chekistas nunca han abandonado el poder, porque, de hecho, han sido ellos quienes promovieron los ‘cambios’ previstos que culminaron con el ‘colapso’ de la Unión Soviética. Sin embargo, falta poco para consumarse la ‘Operación Gólgota’ —que inició con el supuesto golpe de estado en agosto de 1991. Como explica Felgenhauer, los chekistas y los siloviki, —los soviets de la línea dura que actualmente detentan el poder—, quieren “la restauración del la ‘Gran Rusia’, al estilo soviético — un estado policial rígidamente autoritario, con una economía estatizada, xenófobo, antiamericano y antisemítico.” [6]

Por esto, la Rusia Soviética ha mantenido esta política de forma intransigente, desde aquel entonces (1991) hasta hoy. En noviembre de 1987, en un discurso dirigido al Politburó, el Presidente Soviético Mijail Gorbachov afirmó: “Señores, camaradas: No os preocupéis por todo lo que oigáis en los próximos años acerca de la Glasnost, de la Perestroika y de la democracia. Todo eso se dirige principalmente al consumo externo. En la Unión Soviética no habrá cambios internos significativos, solamente algunos cambios superficiales. Nuestro objetivo es desarmar a los americanos y dejarlos adormecidos.” [7]

Los jefes militares soviéticos son discípulos de Sun Tsu, autor de El Arte de la Guerra, escrito en el año 500. A.C. “Avanzamos batiéndonos en retirada.” La retirada ha sido el desmantelamiento del estado estalinista, ineficiente y burocrático —la Unión Soviética—, reestructurándolo bajo la forma del estado leninista actual —la Rusia Soviética. Y en realidad este fue el plan de Gorbachov para Europa. Él promovió en su tiempo la disolución de los bloques y el reordenamiento de Europa en una sola unidad. Una Europa unida y neutra sería una aglomeración de pequeños estados dominados por el gigante soviético. Con sus vastos recursos, población y armamento, la Unión Soviética fácilmente se enseñorearía en toda Europa. [8]

El 17 de mayo de 1990, Gorbachov enfatizó la naturaleza revolucionaria leninista de los ‘cambios’ cosméticos, cuando declaró: Aunque las personas que me rodean están gritando ‘¡esto es el caos, el caos, el caos!’, y ‘¡esto es el colapso, el colapso!’, yo creo que — como había dicho Lenin — este caos revolucionario todavía podrá adquirir una forma clara y precisa con nuevas formas de vida (…). Hemos iniciado la última vuelta.[9] La última vuelta de la Revolución Mundial comunista, naturalmente, [10] que tuvo inicio con la Revolución de Octubre, seguida de la Nueva Política Económica de Lenin, que a su vez fue seguida por el Socialismo de un Único País de Stalin, viniendo a continuación la Coexistencia Pacífica de Khruschev, el Detente de Brezhnev, y la Perestroika de Gorbachov, los preparativos inmediatos para el nuevo democratismo ruso. Es éste el sistema de democracia dirigida que existe hoy en Rusia, y que, en realidad, constituye la implementación de la Nueva Política Económica de Lenin, sólo que en mayor escala. Esta política soviética tiene por objetivo la sustitución de la dictadura del proletariado por el estado de todo el pueblo, que es la etapa final que precede a la imposición del comunismo en todo el mundo, como un volver a la vida de la muerte, de ahí el nombre de Operación Gólgota.

En efecto, el 26 de julio de 1991, el New York Times, por segunda vez en primera página, había anunciado de forma prematura la ‘muerte del comunismo’. En esa “segunda vez —explica Story— la KGB precisó cuidar de los mínimos detalles para organizar la divulgación mundial de la provocación del ‘Golpe de Agosto’ (con el nombre cifrado ‘Gólgota’), con el objetivo de presentar un pretexto ‘convincente’ para el aparente abandono del comunismo, para la presunta proscripción del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), y para el subsiguiente ‘colapso’ controlado de la Unión Soviética.” [11] El nombre cifrado ‘Gólgota’ es una alusión blasfema a la futura resurrección de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas. El proceso de esa ‘resurrección’ está actualmente en marcha.[12]

LUIS EDUARDO LÓPEZ PADILLA

13 DE MAYO DEL 2009

www.geocities.com/apocalipsis_mariano




[1] Christopher Story, The European Union Collective, 2002, p. 7.

[2] Citado por Itar-Tass, la agencia noticiosa comunista rusa, el 19 de agosto de 1994. Kramer Ob Cit. p.92

[3] Ibid., p. 52.

[4] Story. Ob Cit. P, 13

[5] Ibid., p. 63.

[6] P. Kramer. Ob Cit. p.95 y 96

[7] Idem

[8] The Fatima Crusader, Nº 43, p.17.

[9] P. Kramer. Ob. Cit. p.97

[10] Gorbachov, el 15 de noviembre de 1985: “En la construcción de nuestro futuro nos hemos basado en (…) el Marxismo-Leninismo (…). A través de la reestructuración (‘Perestroika’—reforma) queremos darle al Socialismo un segundo impulso.” Ibid., p. 38.

[11] The McAlvany Intelligence….Citado en P. Kramer. P.96

[12] Christopher Story, Ob Cit p. 55.




[1] The Third Secret Vol. II, p. 555. Estas palabras las escribió en su Diario la Hermana Lucía.

[2] Memorias de Lucía. Volumen I. Compilación de Luis Kóndor, SVD. Secretariado dos Pastorinhos . Fátima, 9ª Ed. 2006.

[3] Idem

[4] Ibídem.
[5] Padre Paul Kramer en El inminente Gran Castigo revelado en el Tercer Secreto de Fátima. www.fatima.org

[6] Idem.

[7] Noticias de Zenit, 22 de diciembre de 2000.

[8] Informe el 28 de febrero del AP, 2002
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